Hablando de garantías, me llama mucho la atención lo que ocurre con el ex comisionado de paz, Luís Carlos Restrepo. Tras existir en su contra una orden de captura, Restrepo decidió salir del país sin antes acudir a los llamados de la justicia, posiblemente buscando una salida que ya se volvió recurrente entre varios de los funcionarios del anterior gobierno, el asilo. En esta oportunidad, no sabemos aún a que país decidió ir, o a que gobierno quiere encartar con decisiones políticas y diplomáticas que, más que aclarar su situación, lo que hace es enredar la piola, con un aire de evasión de justicia que para todos es clara, igual que pasó con María del Pilar. Siempre la razón ha sido y será la misma, la falta de garantías en caso de quedar involucrado en un juicio.
Lo más interesante, y diferente en esta oportunidad es que, no solo se “fuga”, sino que también, en lontananza, decide establecer un decálogo con el cual hace referencia a la gran equivocación que, según él, cometió el gobierno Uribe en apoyar la candidatura del hoy presidente Santos. En él manifiesta que “se ganó las elecciones pero se perdió el gobierno”, haciendo alusión a la falta de presencia del estado implicando unos atentados y ataques de la guerrilla, donde hace años no había. Manifiesta también la necesidad de reestructurar el partido de la U, no solo para empezar a catapultar un posible candidato para ganar las elecciones del 2014, implicando una desaprobación de la reelección de Santos, sino también para que dicha colectividad deje de ser un trampolín para que candidatos, algunos muy lagartos, utilicen las mayorías de votantes y logren el escaño deseado. Sugiere el Dr. Ternura, una Asamblea Nacional Constituyente, con el fin de depurar lo que su ideología política considera obsoleto o innecesario, reformas a las justicia, pensiones especiales y demás aspectos que sean un estorbo para la gobernabilidad vista desde su frente político.
El desespero y sentirse acorralado hace que la gente hable, sea de más o rompiendo el límite de la prudencia. Creo que la situación de Restrepo cabe dentro del segundo caso. Él se atrevió a decir lo que muchos sospechábamos, pero que no había salido en titulares, por miedo a la injuria; el inconformismo y, más aun, el arrepentimiento que tienen los funcionarios del gobierno anterior ante el apoyo incondicional al otrora candidato Santos. El mismo Uribe y sus discípulos han mostrado señales de mea culpa ante el inaceptable, para ellos, proceder del actual presidente; la terna de la fiscalía, las reformas, la indiferencia ante las sugerencias del Uribismo (típico caso de problema audio testicular).
En una entrevista realizada por la BBC a Santos, ante la pregunta de hasta donde irían los procesos condenatorios a aquellos funcionarios que estuvieran involucrados en chuzadas, falsos positivos y demás supuestas atrocidades hechas en el gobierno anterior, JuanMa dijo que no habría tutía. Al ser preguntado el qué hacer en el caso de que Uribe mismo estuviera implicado, JuanMa dio muestra de su años en las mejores universidades angloparlantes diciendo: si el ex presidente Uribe debe pagar, so be it (que así sea).
La pelea es cada día más de frente, con o sin garantías (que si creo que hay). El decálogo de Restrepo es el comienzo de una lid que terminará cuando alguien gane el pulso entre los que esperan un resurgimiento del Uribismo y la fama de deslealtad que carga el los hombros, desde hace tiempo el presidente Santos.
Excelente artículo con apreciación exacta
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