jueves, 27 de enero de 2011

El descaro del Congreso

Durante las últimas semanas, la noticia que más se destacaba era el procedimiento que se estaba llevando a cabo en las dos cámaras del Honorable Congreso de la República con el que se realizaría un alquiler de automóviles para los padres de la patria, los Congresistas de la Bananera República de Colombia.
El monto del que se hablaba era de 71.000 millones de pesos, que incluían carro, blindaje y mantenimiento por cuatro años. Carro; la verdad eran dos carros por congresista, uno para Bogotá y otro para tener en la región que representan. Blindaje; cotizado por casi el doble de lo que vale normalmente. Mantenimiento; lo que no es nuestro, no lo cuidamos igual.
¿Por qué no, en vez de pagarle el vehículo con el erario (1), no implantamos el mecanismo que existía antes en el cual un fondo del Congreso se lo financiaba a los congresistas para que estos, en los cuatro años de cargo y con el envidiable sueldo que reciben, lo pagaran asumiendo un interés bajo y quedándose con él al final del período? ¿O será que 21 millones de pesos mensuales no son suficientes para pagar un leasing o comprarlo directamente? ¿Acaso no les alcanza para ellos mismos pagar un mantenimiento que, de ser suyo el carro, sería menos frecuente de lo que lo es hoy? Estos son los representantes del pueblo, los que se abrazan y besan a niños y ancianos en medio de campañas de dudosa financiación. Los que toman aguapanela en pocillo de peltre, pero para quienes no es suficiente U$10.000 mensuales para pagar su propio medio de transporte.
Me alegra que hayan decidido revocar la licitación de este proceso. Lo triste es que decidan hacerlo cuando los pillaron, cuando les tumbaron la estantería. Los medios de comunicación, sobretodo de radio, les hicieron toda la bulla necesaria para que el escándalo fuera conocido por todos y la indignación hizo que ocurriera algo al respecto. La Procuraduría mandó a parar, hasta que no se aclarara todo al respecto.

Otra perla con la que salen ahora es que necesitan construir un edificio nuevo para la Cámara de Representantes y unas modificaciones en el Salón Elíptico que cuestan aproximadamente 12.000 millones de pesos. Pero como no, ojalá lo hagan, con jardines y patios; sobretodo patios para que no se quejen de hacinamiento en las cárceles a las que los manden tras sentencia condenatoria.
Yo sugiero que se haga algo al respecto. Por ejemplo, reducción de tamaño del Congreso, que sean menos. así se pueden supervisar más fácilmente, gastan menos plata, roban menos plata, se distribuye mejor la riqueza de este país que debe ser mucha si aún queda después de tanto hampón sacando de donde no debe.
Otro consejo que dejo hoy, lo escuché cuando tenía 12 años y me marcó para siempre: Que nos gobiernen las putas ya que sus hijos no pudieron.


(1) erario: por favor no digan erario público. es una redundancia, ya que erario significa tesoro público; no hay erario privado.