viernes, 3 de septiembre de 2010

El correcto proceder judicial

La ola de violencia en la ciudades colombianas ha puesto sobre la mesa el tema de la reforma a la justicia. Quieren redireccionar la seguridad democrática pasando del monte para tratar de regular los infortunios de la urbe, olvidando que las redes delincuenciales se aprovechan de la complicidad de las familias, las escaleras y los callejones de barrios y comunas, y la lucha por un poder ápodo, para realizar sus fechorías.
El problema es que prosperan las raíces de dichos males. La falta de justicia social, de educación, de oportunidades de trabajo. Es como querer apagar el fuego con fuego, así sea de un .38 largo. Cuando se intenta solucionar un problema de este calibre, hay que ir al origen, no a la consecuencia. Por un lado tenemos la impunidad, que cubre a la mayoría de los delitos en Colombia, siendo lo peor el hecho de querer solucionarla aumentando las penas e intentando asustar a los delincuentes, sabiendo que es la misma impunidad y la falta de resultados efectivos la que hace que no se tema al castigo, pues no es probable que se capture al autor del delito. De nada nos sirve que las penas suban diez o veinte años cuando el porcentaje de capturados siga siendo tan bajo.
Por otro lado está el aumento en el número de casos en que los delincuentes, o mejor, los sindicados, son liberados por un juez o absueltos por un fiscal debido al incorrecto procedimiento al momento de la captura. Dos caras de una misma moneda; impunidad y capturas improcedentes. Y lo peor es que la sociedad salta indignada al ver como el señalado por la crítica pública queda libre al ser asesorado y hacer valer sus derechos.  Puede ser desconocimiento procedimental o el mismísimo abuso de autoridad.
No justifico los crímenes, pero es que este abuso del que hablamos también es un crimen y así como la mayoría de los miembros de la fuerza pública obran según las reglas, no ha de faltar el que algún día y por alguna razón, entre a su casa sin motivo aparente ni orden judicial y lo implique en un crimen del cual usted no tiene ni idea. ¿Qué hará entonces? Solicitar que el procedimiento se declare ilegal y salir libre.
¿Como podemos pedir que se haga justicia si no estamos siguiendo las reglas de juego, nosotros, lo de este lado, los que hacemos las cosas bien, los que aportamos para mejorar la sociedad, y nos rebajamos al nivel de los otros diciendo que las circunstancias permitían esconder un as bajo la manga? Más que reforma a la justicia, es necesario enfatizar en mejorar el procedimiento, no sea que nos demos cuenta demasiado tarde, que el vaso se está regando por el fondo.

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