viernes, 6 de mayo de 2011

@ y roban, y siguen robando

Me acuerdo del pueblo donde los ladrones eran tan honrados que uno dejaba la puerta abierta y no entraban porque habían trapeado. Ese pueblo puede quedar en Colombia, por que no, si los ladrones no somos la mayoría sino un puñado de cuello blanco que creen que esto es de ellos. Es desmotivante lo que nos ha tocado ver en los últimos días donde mañana tras mañana, los medios de comunicación nos despiertan con un despilfarro del erario que es ridículo, que no parece tener fin y, sin embargo, ahí está y seguirá hasta que no despertemos del letargo del roba-roba. Cuanto tendrá este país, con todo lo que han robado y todavía queda.

El Ministerio de Protección Social, nombre no consecuente por cierto, tenía una mafia interna que se encargaba de aprobar desembolsos no merecidos por las E.P.S. del país, haciendo que el macilento sistema de seguridad social se encuentre al puento de desfallecer.

La DIAN permitió que los Nule evadieran impuestos por más de tres años, beneficiados allá adentro sabrá por quien, y con el increible agravante que, aún debiendo esos impuestos, ganaban licitaciones para hacer remodelaciones dentro de la misma institución, dejándolas a medias, como es su costumbre. No solo me roba sino que le presto plata pa que me siga robando. Colombia, un compromiso que no podemos evadir, dice el slogan de la Dian, pero éste, igual que el nombre del ministerio nombrado, hacen caso omiso a su frase de cajón.

Estalló un escandalo por el manejo del Club Militar, tras una auditoría solicitada desde enero por el Mindefensa Rivera, arrojando que las irregularidades, el derroche y la desproligidad a la hora de manejar recursos se ve hasta en los más exigentes, los de la vida castrense.

Pero lo que si nos debe indignar, así sea un poquito, así sea por pena del tipo de sociedad que le estamos dejando a nuestros hijos, son los recursos y mercados que se perdieron, sea por desviación de uso o porque se pudrieron guardados en una bodega, que iban destinados a los damnificados del invierno. Agradezca usted, que no se mojó, que no le saquean en las noches lo que dejó, que no lo reubican porque la ladera está que cede. Ni siquiera gente pudiente con sus casa-finca cerca del rio, pues de esos también hubo víctimas. Pero, que se pierda dinero y comida, donada con gusto, pero despilfarrado con y por lo mismo, eso si, que nos dé un poco de indignación, para la sociedad de nuestros hijos. Claro que como vamos, esa, dentro de veinte años, también se inundará.

1 comentario:

  1. Compadre...dicen que los toros se ven mejor desde la barrera...eso no aplica desde aca. Por el contrario da mucha mas tristeza. Opto por no ver noticias que no sean futbolisticas...ultimamente esas estan mejores... por lo menos 5 veces mejores jajaja

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