viernes, 11 de febrero de 2011

Angelino de la Guarda

Me llena de satisfacción saber que por fin contamos con un vicepresidente. Uno que sirva de verdad y no una figura neutral, escondida y con ínfulas de poder. Lo que ha hecho Angelino Garzón en seis meses tiene más repercusión que los que hicieron sus predecesores en mucho más tiempo.
En los últimos meses se ha enfrentado a varios casos de delicado manejo sabiendo siempre tener motivos y fundamentos para salir bien librado y logrando lo que pocos pueden. No solo su recuperación tras el incidente de su salud pocos días después de la posesión de su jefe JuanMa, sino un par de eventos donde su capacidad negociadora y su antecedente sindicalista, con toda la experiencia que eso conlleva, le han alumbrado el camino de para su mejor proceder.
A principios del año, consideró que el aumento de salario mínimo no era suficiente y batalló hasta aumentarlo en 0.5 pasando de 3.5 a 4%. Ese salario mínimo, que es dolor de cabeza de tantas personas, tanto de quienes lo reciben como de quienes lo pagan. Ahí estaba Angelino con sus propuestas y razones para que se aumentara un poco la bajísima entrada salarial de un gran porcentaje de colombianos, así a los gremios empresariales les doliera en el bolsillo.

Más adelante, le tocó reducir la diferencias entre Sintracarbón y El Cerrejón, donde los empleados esperaban un aumento en el sueldo, logrando no solo que se acordara un 6.5%, más cercano a los querían los empleados, sino un bono de cinco millones de pesos para 4400 de ellos.
Ahora también, poniendo su cargo al frente y diciendo "públicamente lo digo y asumo la responsabilidad política como vicepresidente de la República" se interpuso al Ministro de Hacienda, cuando éste y su equipo de asesores querían involucrar la edad de jubilación como un tema del Plan Nacional de Desarrollo, sabiendo que se estaba proyectando para una época que no iba a estar dentro de su manejo, pues era para aquellos que se jubilaran en unos cuarenta años.

Me acuerdo de De la Calle, primer vice que dió la Carta Magna del 91, quien por pura gente decente que es, decidió renunciar con tal de no estar al lado de Samper, y de Lemos con su palomita cuando el titular lo operaron fuera del país.
Me acuedo de Bell, pero solo porque fue una jugada política de Pastrana, con tal de conseguir los votos de la costa atlántica. Me acuerdo de Pachito, y aún sufro, hasta con el hecho de saber que reemplazó a un maestro de la radio como es Juan Gossain, y eso que no lo escucho (que va a reemplazar a Juan Gossain. Pachito no le amarra los guayos. Por algo dicen que a Caracol le pusieron una bomba y a RCN, un petardo).

Adelante pues Angelino, con su función social y de ayuda laboral. Así no le guste a gente radical como Fabio Echeverry (ex asesor de Uribe) ni a Jorge Robledo (Senador del Polo). Por algo será. Sea porque la oligarquía se encontró con alguien que desde arriba defiende a los de abajo, o porque ha hecho lo que los izquierdistas proclaman pero no logran. 


(esperemos que Daniel Samper Ospina deje de tomar su aspecto físico, su barriga y el hecho de ser belfo para escribir cuando no tiene más tema, y alague su función)

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