La frase
"nadie le tira piedras a un árbol sin frutos" la dijo Manuel Elkin
Patarroyo cuando recibía críticas a diestra y siniestra por sus logros con la
vacuna de la malaria. La frase viene al caso para hacer la comparación del
título, no sin antes decir que no quiero ponerme del lado de los protagonistas.
Álvaro
Uribe Vélez, gústele o no, hizo cambio trascendentales en el país durante su
periodo como presidente. Los uribistas, sobre todo los purasangres, lo siguen
adorando, tanto que según una encuesta con una pregunta hipotética en la que lo
ponen a competir por la Presidencia de la República contra el actual Presidente
Juan Manuel Santos, el primero ganaría con 42% contra el 36% del segundo. Los anti
uribistas, sobre todo los más cerrados, no admiten nada de lo bueno que ocurrió
en 8 años olvidando mejoramiento de seguridad en el campo, reducción de la
fuerza guerrillera o la inversión extranjera.
Es debido
a estos cambios que se destacó entre los otros mandatarios recientes, y es
debido a esos mismos cambios que, cuando se fueron descubriendo los métodos maquiavélicos
con que se lograron, Yidis, Das, falsos positivos y desmovilizaciones, la
decepción invadió a algunos y a otros los armó de piedras para lanzarle al árbol
que estaba dando frutos.
El caso
de Lance Armstrong tiene cierta similitud con el de Uribe. Quien el mundo
consideraba ser el mejor ciclista de todos los tiempos, el que renombró el Tour
de France por el tour de Lance, tras ganar 7 tours seguidos, apabullando a sus
rivales, no en las planicies sino en las lomas de mayor dificultad, como los Pirineos,
por ejemplo, terminó despojado de títulos tras su confesión de haberse dopado
para mejorar su rendimiento. No solo lo espera una multa que puede ser mayor a
su fortuna sino que puede enfrentar un carcelazo por haber mentido ante un juez
federal, es decir, por perjurio.
Dos celebridades
que llegar a la cumbre de su carrera, pero que pusieron un manto de duda ante
los ojos de seguidores y detractores porque no se veía claro cómo lograron
llegar hasta tan lejos si no tenían tanto lazo. Hubo otros como Maradona y su
vida privada de drogas y orgías, Héctor Lavoe con sus adicciones y falta de
puntualidad, y otros más que ustedes recordarán, pero no con las consecuencias
de nuestros dos protagonistas.
El hombre
de la mano fuerte y el corazón grande, según su campaña política y, más tarde,
de los tres huevitos. El otro, el del livestrong (viva fuerte) que se veía en
su manilla de la campaña contra el cáncer, porque terminó con un huevito. Son de
esas similitudes que solo se dan tras siete tours, ocho años de gobierno, o
tener mucho huevo.