A
pesar de no estar de acuerdo con la recalcitrante y reiterativa avanzada del ex
Presidente Uribe en contra del gobierno actual, sea porque se considere
traicionado en su buena fe, después de lanzar al ex ministro y hoy presidente
JuanMa Santos a la presidencia, porque se desvió del norte planteado por la
seguridad democrática o porque se le quebró uno de los tres huevitos, aunque
todos sabemos que Uribe tiene más que huevito, eso no justifica la intensión
terrorista que se ha desarrollado últimamente en contra de sus escuderos y del
propio Uribe en regiones tan lejanas como Argentina y el fallido intento de
atentado, cuando estaba en cercanías del teatro Rex, de Buenos Aires.
En ningún momento siquiera sospecho que el
gobierno de JuanMa tenga algo que ver con alguno de estos hechos atroces. La
pregunta se enfoca en quien. No hay duda que el reiterado oportunismo de Uribe
para manchar la labor de su predecesor enerva hasta al más tolerante. La critica
a los gastos de la Cumbre de las Américas, donde nos dimos cuenta que
Barack Obama ha sido el mejor alcalde que ha tenido Cartagena, pues en tres días
limpió las calles, pintó las casas, escondió a los indigentes y asignó a las
meretrices un servicio secreto de dudosa rePutación. Las críticas a lo que él
considera populismo cuando el presidente decidi'o plantear una estrategia donde
le va a dar vivienda a los pobres más pobres. Los comentarios comparativos de políticas
de seguridad hechos a las afueras de la clínica donde su ex ministro del
Interior, Fernando Invercolsa Londoño Hoyos se recuperaba después de un
lamentable atentado (acuérdese del caso del club El Nogal, ex presidente Uribe,
pasó en su gobierno, o el atentado a Vargas Lleras). Nada de lo anterior
justifica el terrorismo que se viene dando. Un famoso "por qué no te
callas" como le dijo el Rey de España (o su majestad como le dice Uribe)
hubiera bastado para apaciguar la cacofónica actitud del señor de El Uberrimo. ¿Será
que hay relación entre los actos de terrorismo ya mencionados? Puede que no,
pero si hay cierta duda a causa de la cercanía entre una y otra.
Ahora bien, ¿quien está detrás de dichos
hechos? Será la guerrilla buscando una venganza de la venganza o el
paramilitarismo buscando compensación por lo que ellos consideraron una traición?
Sea cual fuera el agente determinador de
dicho acto barbárico, déjenme recordarles desde acá que la violencia no es lo
que la gente quiere que sea el epílogo de la novela Uribe. Unos lo quieren para
presidente de nuevo, violando lo establecido en la Constitución. Otros lo
quieren tras las rejas. Por ahora, lo que me gustaría es que se calle. Razón tenía
un reporte de la revista The Economist, un par de meses antes de la posesión
del actual presidente. El título decía: "Deje a Santos ser
Santos", insinuando la incomodidad que puede tener un mandatario
cuando quien más lo promocionó, le siga respirando en la nuca. El artículo
termina diciendo que lo mejor que podría hacer Santos es nombrar
a Uribe embajador en Beijing. No es un problema de distancia, allá también
le funciona el twitter; es de prudencia, de humildad, de dejar trabajar al que
ahora manda, así se sienta traicionado.